Ellas también sueñan con volar
Hay evidencias históricas de que las mujeres practicaron la cetrería desde el siglo VII antes de Cristo, pero la llegada del islam hizo que su número cayera en picado. En la última competición de cetrería, Aikerim fue una de las tres chicas participantes, entre 97 hombres.
Mirar alto
Hay evidencias históricas de que las mujeres practicaron la cetrería desde el siglo VII antes de Cristo, pero la llegada del islam hizo que su número cayera en picado. En la última competición de cetrería, Aikerim fue una de las tres chicas participantes, entre 97 hombres.
Formar equipo
Lo más importante para ser buena cetrera es la compenetración con el águila. La suya la atraparon en un nido cuando era un polluelo, hace cuatro años. Aikerim tardó dos meses en ganarse su confianza. Ahora son un equipo.
Entrenando a mi águila
Asker llama a su águila con un grito peculiar -propio de cada cetrero-. El animal acude, aunque se encuentre a más de 200 metros de distancia, y se posa sobre el guante de la niña. El golpe es tan fuerte que a veces el ave la tira del caballo.
Las águilas doradas
Aikerim y su padre acuden a la mayor competición del mundo. La cetrería es parte de la vida nómada y no se considera estrictamente un deporte. Se compite más por prestigio que por dinero. El premio más grande equivale a 200 euros.
Apoyo con límites
Aikerim posa con su padre y su tío, que la apoyan, pero con limitaciones… Como la mayoría de las chicas, no podrá continuar con la cetrería al cumplir los 18 años. La familia quiere que vaya a la universidad, en la ciudad, o se case y se dedique a la familia.
Fuente: xlsemanal.com